El sobrepeso, la obesidad y las
enfermedades no transmisibles conexas son en gran medida prevenibles. Se acepta
que la prevención es la opción más viable para poner freno a la epidemia de
obesidad infantil, dado que las prácticas terapéuticas actuales se destinan en
gran medida a controlar el problema, más que a la curación. El objetivo de la
lucha contra la epidemia de obesidad infantil consiste en lograr un equilibrio
calórico que se mantenga a lo largo de toda la vida.
·
Aumentar el consumo de frutas y hortalizas, legumbres, cereales integrales y
frutos secos;
·
reducir la ingesta total de grasas y
sustituir las saturadas por las in saturadas; reducir la ingesta de azúcares, y
·
mantener la actividad física: un
mínimo de 60 minutos diarios de actividad física de intensidad moderada o
vigorosa que sea adecuada para la fase de desarrollo y conste de actividades
diversas. Para controlar el peso puede ser necesaria una mayor actividad
física.
·
Recomendaciones
para la sociedad
Para frenar la epidemia de obesidad
infantil es necesario un compromiso político sostenido y la colaboración de
muchas partes interesadas, tanto públicas como privadas. Los gobiernos, los
asociados internacionales, la sociedad civil, las organizaciones no
gubernamentales y el sector privado tienen un papel fundamental en la creación
de entornos saludables y de condiciones de asequibilidad y accesibilidad de
opciones dietéticas más saludables para los niños y los adolescentes. Por
consiguiente, el objetivo de la OMS consiste en movilizar estos asociados e
involucrarlos en la aplicación de la Estrategia mundial sobre régimen
alimentario, actividad física y salud.
La OMS apoya la definición, aplicación
y seguimiento de medidas, así como el liderazgo en su aplicación. Para avanzar
es necesario un enfoque multisectorial que movilice las energías, recursos y conocimientos
técnicos de todas las partes interesadas a escala mundial.
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